- Persona
- [XIV]
Mujer de García González de Herrera, Mariscal de Castilla, e hija de Fernando Pérez de Monroy.
Mujer de García González de Herrera, Mariscal de Castilla, e hija de Fernando Pérez de Monroy.
Segundo hijo de del gran delfín Luis de Francia y de María Ana Cristina de Baviera, fue designado heredero de la Corona de España por el último rey español de la dinastía de los Habsburgo, Carlos II. La coronación de Felipe de Anjou en 1700 supuso el advenimiento de la dinastía borbónica al trono español.
En su primera etapa, el reinado de Felipe V estuvo tutelado por su abuelo, Luis XIV de Francia, a través de una camarilla de funcionarios franceses encabezada por la princesa de los Ursinos. Esta circunstancia indignó a la alta nobleza y la oligarquía españolas y creó un clima de malestar que se complicó cuando el archiduque Carlos de Austria comenzó a hacer efectivas sus pretensiones a la Corona española, con el apoyo de los antiguos reinos de la Corona de Aragón, pues los catalanes mantenían su resentimiento hacia los franceses a raíz de la pérdida del Rosellón y la Cerdaña transpirenaicos.
Tras contraer matrimonio con Maria Luisa Gabriela de Saboya, Felipe marchó a Nápoles en 1702 para combatir a los austriacos. Poco después regresó a España para hacer frente a los ataques de la coalición angloholandesa que apoyaba al archiduque austriaco y que precedieron al estallido de la guerra de Sucesión en 1704. El largo conflicto internacional adquirió en España un carácter de guerra civil en la que se enfrentaron las antiguas Coronas de Castilla y Aragón.
En 1707, la situación se tornó crítica para el soberano español, dado que, si bien había obtenido algunas victorias importantes, perdió el apoyo de Luis XIV, quien hubo de retirarse de la contienda a raíz de los reveses sufridos en el continente. Sin embargo, al margen de las alternativas en el campo de batalla, la muerte del emperador austriaco José I y la coronación del archiduque pretendiente como Carlos VI de Austria en 1711 dieron un vuelco radical a las cosas.
Si el origen del conflicto había sido el peligro de una unión de Francia y España, a pesar de la cláusula que lo impedía en el testamento de Carlos II, la nueva situación dio lugar a que británicos y holandeses dejaran de apoyar a Austria, también por razones geoestratégicas, y negociaran con España los tratados de Utrecht, de 1713, y de Rastadt, del año siguiente, por los que Felipe V cedía su soberanía sobre los Países Bajos, Menorca, Gibraltar, la colonia de Sacramento y otras posesiones europeas, al tiempo que renunciaba a sus derechos sucesorios en Francia, a cambio de lo cual era reconocido como rey de España.
Los catalanes, que entretanto habían proseguido la guerra en solitario, capitularon finalmente en 1715. El monarca emprendió entonces una profunda reforma administrativa del Estado de carácter centralista, cuyas líneas más significativas fueron el fortalecimiento del Consejo de Castilla y el Decreto de Nueva Planta de la Corona de Aragón, por el que disolvía sus principales instituciones y reducía al mínimo su autonomía.
Tras enviudar, casó enseguida con Isabel de Farnesio, quien se convirtió en su principal consejera y, tras apartar al grupo francés, tomó las riendas del poder con el propósito de asegurar el futuro de sus hijos, Carlos y Felipe. A través del cardenal Alberoni, promovió las campañas de Italia y de los Pirineos con la intención de recuperar los territorios perdidos a raíz de la guerra, pero la intervención británica impidió su propósito.
En 1723, a la muerte del regente francés, Felipe V abdicó en favor de su hijo Luis con la esperanza de reinar finalmente en Francia. Sin embargo, la muerte de Luis I ese mismo año a causa de la viruela lo llevó de nuevo al trono español. Esta segunda etapa de su reinado estuvo señalada por el avance de su enfermedad mental y el control que su esposa ejercía sobre los asuntos del reino. Las guerras de Sucesión de Polonia y Austria originaron los pactos de familia con Francia de 1733 y 1743, que clarificaron el futuro de los hijos de Isabel de Farnesio, al asegurar al infante Carlos el trono de España y al infante Felipe el Milanesado, Parma y Plasencia. La ocupación de este territorio suscitó el bloqueo naval por parte de Gran Bretaña, cuyas graves consecuencias económicas para España no llegó a ver el rey Felipe.
Rey de España desde 1621 hasta su muerte, y de Portugal desde la misma fecha hasta 1640. Su reinado de 44 años fue uno de los más largos de la casa de Austria.
Durante la primera etapa de su reinado compartió la responsabilidad de los asuntos de Estado con don Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares, quien realizó una enérgica política exterior que buscaba mantener la hegemonía española en Europa. Tras la caída de Olivares, se encargó personalmente de los asuntos de gobierno, ayudado por cortesanos muy influyentes, como Luis Méndez de Haro, sobrino de Olivares, y el duque de Medina de las Torres.
Los exitosos primeros años de su reinado auguraron la restauración de la preeminencia universal de los Habsburgo, pero la guerra constante de la Europa protestante y la católica Francia contra España condujeron al declive y ruina de la Monarquía Hispánica, que hubo de ceder la hegemonía en Europa a la pujante Francia de Luis XIV, así como reconocer la independencia de Portugal y las Provincias Unidas de los Países Bajos.
Rey de España, Portugal, Nápoles, Sicilia y Cerdeña, y duque de Milán. Bajo su reinado España alcanzó su máxima expansión territorial.
Aficionado al teatro, a la pintura y a la caza, creó la figura del "valido". El valido podía ejercer el patronato sobre la Corte con el beneplácito del Rey y actuar en nombre del monarca. El primero de dichos validos fue el Duque de Lerma, a quien delegó los asuntos de gobierno. Por influencia de éste, la corte española se trasladó temporalmente a Valladolid (1601), volviendo luego a su sede de Madrid (1606).
Se le considera el primero de los Austrias Menores, dada la "grandeza" de Felipe II y Carlos I, sin embargo durante su reinado España incorporó algunos territorios en el Norte de África y en Italia y alcanzó niveles de esplendor cultural. La Pax Hispánica se debió a la enorme expansión del Imperio y a los años de paz que se dieron en Europa de comienzos del siglo XVII, que permitieron que España ejerciera su hegemonía sin guerras.
A lo largo del reinado se sucedieron las reformas institucionales para solucionar los problemas de corrupción e inoperancia que aquejaban a la administración de la Monarquía. Los problemas financieros, que se arrastraban desde el reinado anterior, hicieron al rey dependiente de las Cortes, a las que hubo de reunir con más frecuencia que sus antecesores para que le otorgaran los recursos imprescindibles destinados a mantener la acción exterior de la Monarquía
En 1609 se decretó la expulsión de los moriscos de España, disminuyendo considerablemente la mano de obra en los cultivos.
Fue rey de España, Nápoles, Sicilia, Portugal, los Algarves. Fue asimismo rey de Inglaterra, por su matrimonio con María I de Inglaterra.
Felipe II modernizó y reforzó la administración de la Monarquía Hispana, apartándola de las tradiciones medievales y de las aspiraciones de dominio universal que había representado la Monarquía Católica de su padre. Los órganos de justicia y de gobierno sufrieron notables reformas, al tiempo que la corte se hacía sedentaria (capitalidad de Madrid, 1560). Desarrolló una burocracia centralizada, sobre la cual ejercía una supervisión directa y personal de los asuntos.
Su reinado se caracterizó por la exploración global y la expansión territorial a través del Océano Atlántico y del Océano Pacífico, llevando a la Monarquía Hispánica a ser la primera potencia de Europa y alcanzando el Imperio español su apogeo, convirtiéndolo en el primer imperio mundial ya que, por primera vez en la historia, un imperio tenía territorios en todos los continentes del planeta tierra.
Fue rey de Castilla en 1506 por su matrimonio con Juana I (reina de Castilla), conocida como Juana la loca.
Su matrimonio fue concertado por su padre Maximiliano I, de la casa de los Habsburgo, con la hija heredera al trono de Castilla de los Reyes Católicos. Fue parte de una serie de alianzas familiares entre los Habsburgo y Trastámara, destinados a fortalecerse contra el creciente poder de Francia, que había aumentado considerablemente gracias a las políticas de Luis XI.
El apelativo "el hermoso", se lo dio el rey Luis XII de Francia.
Familia Sánchez-Ocaña Silva y Delgado
La rama de los Sánchez-Ocaña Silva y Delgado constituye una de ramas principales de los Sánchez-Ocaña de Plasencia. Puede considerarse el matrimonio entre Pedro Sánchez-Ocaña y Clavijo y Asunción Silva y Lozano como el origen de esta rama, que sería continuada por su primogénito - Fernando Sánchez-Ocaña Silva - y los 10 hijos que éste tuvo con María Guadalupe Delgado y Gómez-Nadales, los cuales fueron: Pedro Sánchez-Ocaña y Delgado (1904); Fernando (1905), que murió en 1929 con 24 años; Mercedes y Juan José, que fallecieron en la infancia; Asunción (h. 1910) y Adelaida (h. 1911), ; Manolo (h. 1913), José Luis (1914) y Concha (h. 1916).
Esta familia desempeñó un papel relevante en la vida social y económica placentina del siglo XIX y parte del XX.
El principal personaje de esta saga familiar fue Ventura Delgado Garrido, protagonista destacado de la primera mitad del siglo XIX. Natural de Riolobos. Nació en 1771 en el seno de una familia de labradores acomodados, siendo sus padres Juan Delgado Garrido y Catalina Lucía (según tradición familiar procedían de ganaderos trashumantes sorianos que se afincaron en Riolobos), y sus hermanos Fray Eugenio, Ana (casada con Tomás Sánchez Colmenero, vecino de Torrejoncillo), Vicente, Teresa y María Delgado Garrido (casada con Toribio de Losa Iturralde, escribano de Mirabel). Contrajo matrimonio en 1816 con Ana María de la Calle Calle, de cuyo matrimonio tuvieron los siguientes hijos: