Miembro de la influyente dinastía fotográfica Napoleón, trabajó como retratista en Madrid entre 1880 y 1898, gestionando el estudio adquirido por sus padres en la calle del Príncipe. Proveniente de una familia con una destacada trayectoria en fotografía desde 1853, Francisco continuó la tradición artística, especializándose en retratos en un lugar previamente utilizado por Disdéri. Al enfermarse, regresó a Barcelona, donde falleció, mientras su esposa María Tiffon continuó el negocio en Madrid hasta 1910. La firma Napoleón destacó por su innovación, creando retratos sociales y de exteriores, y obtuvo múltiples reconocimientos, como el título de Fotógrafo de Cámara de Alfonso XII. Su legado, que incluye trabajos dispersos en diversas colecciones, marcó la historia de la fotografía en España y Cataluña.